06 noviembre 2014

HASTA EL FONDO DEL LAGO

Érase una vez una mujer muy mala, muy mala, que se murió sin dejar tras ella ni una buena acción. Los demonios la echaron al lago de fuego. Pero el Ángel de la Guarda buscaba sin cesar una buena acción que hubiera hecho para presentarla a Dios. Por fin se acordó de que una vez dio una zanahoria a una mendiga.
Dios le dijo al Ángel:
Coge esa misma zanahoria, que se agarre a ella; si tirando sacas a la mujer del lago, que se vaya al Paraíso; si la zanahoria se rompe, que se quede donde está.
El Ángel le alarga la zanahoria a la mujer y le dice:
Toma, agárrate y no te sueltes.
La mujer empezó a tirar con precaución y ya la había sacado casi, cuando otros pecadores que estaban con ella en el lago comenzaron a agarrarse de ella para que les sacara a ellos también, pero la mujer comenzó a quitárselos de encima diciendo:
La zanahoria es mía, no vuestra.
Nada más decir esto, la zanahoria se rompió y la mujer cayó de nuevo al lago.
 
 
 
 
Nadie se salva solo,
Dios nos salva en comunidad.
Cuida que tu egoísmo
no te hunda
en el fondo del lago.

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