SALUDO y ALGO DE MI

¡Hola!   Me llamo Olga
Bienvenid@ a este blog cristiano en el que encontrarás reflexiones, pensamientos, oraciones, videos y alguna que otra foto oportuna... pero sobre todo es un blog dedicado a la Familia del Amor Misericordioso como un sencillo homenaje por todo lo bueno que han aportado a mi vida en estos años.

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Quiero empezar este espacio que ahora abro con la primera reflexión que llegó hasta mí de Madre Esperanza de Jesús de la mano de la Congregación de los Hijos del Amor Misericordioso que acababan de llegar a nuestra Parroquia allá por el año 2000.
 

“Yo debo llegar a hacer que los hombres le conozcan,
no como un Padre ofendido por las ingratitudes de sus hijos,
sino como bondadoso Padre que busca por todos los medios
la manera de confortar, ayudar y hacer felices a sus hijos
y que los sigue y busca con amor incansable,
como si Él no pudiera ser feliz sin ellos”.

 

Estas palabras calaron en mí de una forma única, no sé si fue porque yo vivía en aquel momento un tiempo de aguas agitadas en mi interior o simplemente porque Dios quiso que llegaran a mi corazón de una manera especial.

Pero es lo que ocurrió...

Las palabras de Madre Esperanza fueron un bálsamo para mí, aquietaron las turbulencias de mi pensamiento y empezaron a calmar y llenar de paz y serenidad mi corazón y mi mente.

Poco a poco, y a lo largo de estos años, he ido conociendo más el carisma y espiritualidad de la Familia del Amor Misericordioso, y a estas alturas puedo decir con seguridad y con orgullo que estoy totalmente enamorada de esta forma de ser y de trabajar en el mundo, viendo la vida a través de los ojos amorosos del Padre Dios y del Buen Jesús. Me siento animada y empujada a seguir conociendo la personalidad arrolladora de esta sencilla monja, Madre Esperanza, que con su fuerza movió el corazón de tantos hombres y mujeres y que hoy mueve también mi corazón a la entrega y el servicio desinteresado.

En este momento de mi vida soy feliz porque he encontrado una espiritualidad que me llena y me hace vivir la vida con optimismo, aprendiendo a valorar cada día lo que tengo y lo que soy como un gran regalo de Dios.

Aprovecho para dar las GRACIAS a los Sacerdotes, a las Hermanas, y a todos los Laicos del Amor Misericordioso que formamos esta gran Familia, por todo lo que me regaláis cada día, y porque me ayudáis a crecer en la fe y sobre todo como persona.