"Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos"
allí estoy yo en medio de ellos"
(Mt. 18, 20)
No puede ser casualidad que en la comunidad, Dios haya elegido habitar y hacerse presente de una manera especial. Porque en comunidad aprendemos a cambiar, a crecer y también a reconocerlo vivo y presente... “En medio nuestro”, en el rostro de cada hermano, Dios mismo nos habla y nos muestra cuánto nos ama.
Por eso Jesús fundó una comunidad, para que se extendiera por el mundo y a través de los años... Gracias a ella hemos recibido la fe.
Gracias a la comunidad y al testimonio de los que la formamos, vamos creciendo como personas de fe, y el testimonio de vida de otros hermanos nos sostiene cada día y nos impulsa a poner manos a la obra y compartir nuestros dones poniéndolos al servicio de otros.
Vivir en comunidad, para mí, significa esto: hacernos UNO con los demás como el mismo Jesús se hizo UNO con el Padre. La comunidad nos da la posibilidad de descubrir quiénes somos gracias a los demás, y refleja la gran oportunidad de reconocer quién es Dios y entrar en su misterio.
Así que ahora sé con toda seguridad que no es posible vivir la fe en solitario, necesito de los demás para fortalecerla y encontrar la fuerza para expresarla.